Especies de Espacios de Ángela Agudo

El espacio comienza con la palabra, las palabras modulan y crean espacios, espacios imaginarios (como una novela de fantasía), que te hacen vivir e imaginar lugares inventados o reproducidos con una precisión, tanto que es difícil distinguir la realidad de lo inventivo, o espacios recordados (como en un diario de infancia), un espacio nos transporta a otro, y así mismo a otro recuerdo. Los espacios evolucionan, crecen, varían y delimitan, (“con el tiempo, las cosas ya no son lo que eran”), sin embargo, leyendo tu diario vives con intensidad el momento y el lugar en el que jugabas de pequeña con tus amigas a la comba durante horas. El espacio está marcado por el tiempo, cada persona vive su espacio, vive su tiempo, vive su sociedad, vive su vida y sus recuerdos. El espacio está regido por las costumbres, cada lugar tiene sus propias características y unas propiedades y sentimientos asociadas a ellos. La subdivisión del espacio total, desde un espacio infinito como el universo, hasta el espacio más pequeño como nuestra habitación hace que tengamos nuestro propio espacio, (“No hay un espacio, un bello espacio, un bello espacio alrededor, un bello espacio alrededor de nosotros, hay cantidad de pequeños trozos de espacio”) nuestro espacio privado, nuestro lugar en el mundo. Esta sociedad, nuestra sociedad, tiene como costumbre y necesidad crear fronteras para la modulación de un espacio privado, como la vivienda familiar, está modulación atiende a las distintas necesidades, aficiones y problemas que cada miembro posea, en ella cada individuo tiene su sitio, su lugar su espacio, un lugar en el que, aparte de habitar, poder soñar y recordar espacios y lugares nuevos y soñados. Aunque la creación de un lugar y un espacio personal posee otra lectura que no tiene nada que ver con la creación de fronteras que delimitan el espacio, una persona se puede sentir “como en casa” perdido en entre las montañas de los Alpes, ese sentimiento de estar en tu lugar, en tu espacio es un pasión tan particular, propia, subjetiva y única como el número de personas que habitan en la tierra.