Iglesia del Cristo Obrero, Eladio Dieste

“ No suele saberse que el ladrillo puede tener resistencias superiores a los mejores hormigones y que no pueden hacerse con hormigón o mortero piezas de liviandad equivalente a las que pueden conseguirse fácilmente con la tierra cocida, por lo que estas últimas permiten construir estructuras de una ligereza imposible de lograr con el hormigón armado.” Eladio Dieste



























































































La Iglesia del Cristo Obrero, 1952, es de recinto rectangular en su base, pero sus paredes se elevan onduladamente hasta rematarse en una cornisa serpenteante. El grueso de estos muros es de 2’ y ¼, lo que permite hacer 2 hojas de fábrica vista, con una cámara central de mortero armado de unos 6cm de grueso.

La ondulación de la cubierta, diseñada como sucesivas Bóvedas Gausas unidas entre sí, arranca del plano horizontal donde la serpenteante cornisa remata los muros. La cubierta varía su grado de ondulación, adquiriendo su máximo en el eje central de la Iglesia.

Los empujes de la cubierta sobre la serpenteante cornisa, son contrarrestados por los tirantes que discurren por el canal de las ondulaciones de las Bóvedas Gausas(*).

Todo ello se hace posible al disponerse el ladrillo en retícula sobre los encofrados corridos ondulados y deslizantes de las cubiertas, interponiendo un armado mínimo de alambres en las dos direcciones de la ondulación de la cubierta, que quedan embebidos en el mortero que rellena las llagas de la retícula, además de las barras de los tirantes antes descritos.

El resultado de la fábrica vista, muestra en las paredes onduladas el ladrillo a soga, mientras que en la ondulación de la cubierta, quedan a la vista las tablas de las piezas.


(*)